14 de Septiembre de 2010


Mañana será el día de la bisagra. La bisagra que partirá en dos la historia de la juventud del kirchnerismo.

Mañana será el día en que la Juventud del Proyecto Nacional y Popular se ponga al hombro la continuidad de este camino de liberación nacional iniciado en 2003, heredero de todas las causas justas del Pueblo Argentino.
Y no hay pero que valga: el asunto está ahora y para siempre en nuestras manos.

Como juventud, como tan mentado “espacio generacional” tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Tenemos que hacernos cargo de la interpelación del conductor de este movimiento, y como supo decir un compañero cuando creíamos que estaba todo perdido el 28-J, tomar el bastón de mariscal.

Mañana se parten las aguas. Casi dos generaciones enteras se encuentran cara a cara con el conductor del proyecto nacional que reafirmó que para la Argentina hay una sola salida: la política.
La política, esa que se aprende a hacer a los tumbos, y que a veces duele y angustia y cuesta. Pero que al mismo tiempo, da la felicidad más plena capaz de ser sentida: la felicidad del pueblo.
Y hay que decirlo, y le pongo mi nombre a esa afirmación: le debemos al peronismo nuestras convicciones de cuna y la pasión por la justicia social, pero le debemos al kirchnerismo las pelotas y las luchas de las que nos hicimos capaces a partir del 2003.

Desde mañana, este espacio generacional se debe dar la discusión más profunda de los últimos 7 años: la unidad. De concepción. De acción.
No se trata de jugar al consenso y poner la discusión sobre la política. Se trata de dejar de la lado la mezquindad ególatra e individualista y entender de una buena vez que la continuidad de este proyecto político es nuestra responsabilidad. Su profundización, también.

Néstor y Cristina no nos dan la oportunidad. Nos dan la RESPONSABILIDAD de hacerlo.
La hora de la juventud llegó. Y es mañana. Literalmente.

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La Cámpora